Llevo toda una vida dedicada al mundo de la competición: karts, diferentes categorías de monoplazas, turismos… Estos años me han aportado experiencias muy gratificantes, victorias, campeonatos y especialmente, muchos aprendizajes de gran valor y buenos amigos. Por otro lado, también he vivido desilusiones, derrotas y, sobretodo, accidentes. Todas estas vivencias han comportado que, entre otras cosas, sea incapaz de subir a un coche sin ponerme el cinturón, ya que gracias a él, estoy aquí hoy.

 

No hace tanto que en los asientos de atrás no era obligatorio el cinturón de seguridad, que locura, ¿verdad? Pues es tan o más importante que en los asientos delanteros. El hecho de no llevar el cinturón y sufrir un accidente, puede provocar un desplazamiento de toda nuestra masa corporal, afectándonos de esta manera, con lesiones muy graves. Por tanto, siempre debemos ir atados en el coche, independientemente de la plaza que ocupemos.

 

Pero, ¿sabes que es el “clic” y el “zas”?

Si cuando nos ponemos el cinturón de seguridad, éste sólo hace “clic”, no nos aportará todas las ventajas que nos puede ofrecer. Para hacer un buen uso del cinturón y aprovechar todo su rendimiento, deberemos, una vez atados, tensarlo con un buen “zas”, procurar que nos pase ceñidos por la cintura y a su vez, tocando la clavícula. Si vamos abrigados, tendremos que levantar el abrigo para que el cinturón nos quede en contacto con el cuerpo y, si es necesario, regular su altura para garantizarnos una posición más segura.

 

Si a esto le sumamos una buena posición del asiento, el cinturón funcionará de manera correcta y en caso de accidente, sufriremos el mínimo de lesiones posibles.