El planeta donde vivimos, la Tierra, está habitado por más de 7 mil millones de personas de distintos países, culturas, creencias e idiomas. Planeta donde actualmente existen infinidad de conflictos provocados por la falta de comunicación y respeto entre todos los que habitamos en él.
Según los cálculos de la Organización Internacional de Constructores de Automóviles, más de 1.200 millones de coches circulan por nuestras carreteras. Para organizar el inmenso número de vehículos y no convertir la circulación en una locura, existe una serie de normas recogidas en el código de circulación. Dentro de este código encontramos un punto esencial para poder comunicarnos entre conductores, los intermitentes.
¿Por qué son tan importantes los intermitentes?
La falta de comunicación es uno de los factores que generan más conflictos. Si a este factor le sumamos la velocidad:
Falta de comunicación + velocidad = Problema o accidente.
Para evitar situaciones de riesgo, debemos ser conscientes de que no estamos solos en la carretera. Es fundamental indicar al resto de conductores de nuestras intenciones al volante, con la única herramienta que disponemos para ello, los intermitentes.
Para hacer un buen uso de los intermitentes, tenemos que realizar la señalización con tiempo suficiente para que el resto de conductores entiendan, con anticipación, nuestra próxima acción. Debemos concentrarnos y no automatizar su uso, entendiendo la utilidad de los intermitentes y los riesgos que podemos evitar con ellos.
Reconozco que durante un periodo de mi vida utilizaba poco los intermitentes. Ahora, y gracias al autoanálisis y el aumento de mi conciencia al volante, soy muy respetuoso con esta herramienta de comunicación. Mi secreto es la técnica OIOS: antes de adelantar o incorporarme a algún sitio; Observo, Indico, Observo y Salgo.
Así que ya sabes, con la técnica OIOS será mucho más fácil llegar a casa con el coche entero y, si es posible, con los dos retrovisores.