¿Sabemos cuidar correctamente las ruedas de nuestro coche? Hoy hablaremos sobre la importantísima tarea de controlar la presión de los neumáticos.

Dentro de las ruedas vive una sustancia gaseosa, invisible, difícil de detectar a la vista, pero muy importante para nuestra seguridad: el aire. Con el paso del tiempo, el aire que hay dentro de los neumáticos se va reduciendo y éstos pierden presión. Todo y que los coches más modernos incorporan un indicador luminoso para avisarnos cuando los neumáticos pierden presión, deberíamos comprobarla cada mes, o como mínimo cada tres meses.

Para poder medir correctamente el aire que se encuentra en las ruedas de nuestro automóvil, necesitamos un manómetro en buen estado (sería ideal llevar uno en el coche) y saber la presión exacta que el fabricante de nuestro vehículo aconseja. Sí, como lo leéis, ¡no vale cualquier presión! El fabricante acostumbra a indicarlo en una etiqueta que la encontraremos en la puerta del conductor, en el manual del coche o en el interior de la tapa de la gasolina. También debemos tener en cuenta que no siempre coincidirá la misma presión en las ruedas delanteras y traseras, y tendremos que modificarla dependiendo de la carga de nuestro vehículo.

Cuando queramos medir la presión de los neumáticos, éstos deberán estar fríos, ya que cuando las ruedas ganan temperatura la presión aumenta. Y si nuestro coche lleva rueda de recambio, también tendremos que medir su presión; si algún día la necesitamos, ¡sin aire no nos servirá de mucho!

Si la presión de los neumáticos es demasiado alta, nos encontraremos con las siguientes situaciones:

  • El neumático sufrirá un desgaste desigual.
  • Nuestro vehículo no responderá y tendrá un mal comportamiento, sobretodo en superficies deslizantes.
  • El coche será muy reactivo a los baches de la carretera.

Si la presión está por debajo de la recomendada, las situaciones resultantes serán las siguientes:

  • El neumático sufrirá un desgaste prematuro.
  • Nuestro coche consumirá y contaminará más.
  • El vehículo será muy inestable, aumentando así el riesgo de accidente.
  • Las ruedas de nuestro coche podrían romperse.

Así que ya sabéis, con una buena presión en los neumáticos, llegar a casa cada día con el coche entero y, si es posible, con los dos retrovisores, será mucho más fácil.